RESEÑA: La Edad de la Inocencia

miércoles, 26 de mayo de 2010 | |

Por: Manuel Antonio Díaz de Anda

Ambientada en la aristocracia neoyorkina de mediados del siglo XIX, La Edad de la Inocencia narra la historia de un hombre atrapado por ridículas convenciones sociales que le dictan desde qué pensar hasta a quién amar, y sus vanos intentos de escapar dichos protocolos.

Desde el primer momento en que vemos a Newland Archer cuestionarse su compromiso marital con la bella pero exánime May Welland, sabemos perfectamente (y sospechamos que él también) el triste futuro que le aguardan a sus anhelos de libertad.

A pesar de todo la posibilidad de respirar nunca deja de ser fascinante, y el espectador comparte compulsivamente los intensos sentimientos que embargan a Newland cuando conoce a la Condesa Olenska, una hermosa divorciada con ideas propias que tampoco se atreve del todo a abandonar su papel.

Considerada un ejemplar atípico en la filmografía de Martin Scorsese, La Edad de la Inocencia es una historia de amor prohibido al viejo estilo de los “costume dramas” británicos, en donde los incidentes más triviales adquieren el más profundo de los significados y una caricia o una frase sin decir sugieren un torrente de pasión frustrada.

La estética del filme es un verdadero manjar y en varias escenas se tiene la impresión de estar observando una preciosa pintura impresionista, al más puro estilo de un Renoir o un Monet.

Y en el centro de este soberbio espectáculo se encuentran las actuaciones de Daniel Day-Lewis, Michel Pfeiffer y Winona Ryder; todos con una sonrisa que esconde un mar interior de tristeza y desesperación.

En suma, una verdadera delicia cinematográfica.

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